El Puente Atirantado
Los edificios se convierten en símbolos de las ciudades dándole un sello distintivo que hacen única a cada ciudad, por ejemplo, la torre Eiffel es una estructura metálica que se instaló para la exposición Universal de 1889 y se convirtió en emblema de la ciudad de Paris, en el caso de Guadalajara se asocia con la Catedral Metropolitana y sus torres neogóticas y con el Puente Matute Remus la ciudad se convierte en un referente moderno.
El puente Matute Remus obra de los arquitectos Álvaro Morales y Miguel Echauri se diseño para solucionar el problema vial en la avenida Lázaro Cárdenas y López Mateos y además se pensó que fuera un puente estético y moderno.
El puente en la parte inferior cuenta un largo parque lineal con áreas verdes y espacios de convivencia que contribuyen con la mejora de la imagen urbana.
Los arquitectos, además de la resolución del problema vial, buscaron el equilibrio donde el peatón ganará espacios de recreación y a la vez, se evitaron los espacios sucios o inseguros recuperando una imagen limpia y moderna.
El puente presentó una serie de retos: cubrir un largo claro, crear una la estructura esbelta para el flujo continuo de la carga vehicular, además de disminuir el costo y aportar con una la imagen urbana estética.
Los arquitectos explicaron que los puentes atirantados no son solo propios de los ríos, sino que se utilizan para claros largos. El Puente Matute Remus se alza sobre un arroyo vehicular.
Para la construcción del Puente se requirió de un trabajo especializado de cálculo estructural que presentó un gran reto, debido al tamaño de la estructura y al sistema antisísmico.
Un desafío vanguardista.
Las avenidas López Mateos y Lázaro Cárdenas, en cuya intersección se presentaba un grave problema de continuidad vial debido a la acumulación de más de 200 mil vehículos al día. 54 por ciento de ellos utilizaba la vida como ruta de paso hacia otros destinos urbanos.
Con el propósito de solucionar el problema el Gobierno de Jalisco emprendió́ el proyecto de una vialidad de flujo continuo sin semáforos a lo largo de 39 kilómetros por la avenida Lázaro Cárdenas desde el ingreso a Tonalá́, pasando por Tlaquepaque, Guadalajara y hasta el nodo de Los Cubos, en Zapopan.
La decisión de realizar la obra que derivó en el emblemático Puente Matute Remus requirió de un planteamiento y un análisis multidisciplinarios que evaluaran y consideraran no solo el impacto vial, sino también el ambiental, social, económico, urbanístico, paisajístico, arquitectónico, técnico y tecnológico.
El Gobierno de Jalisco lanzó un concurso de propuestas que incluía la solución integral desde el cruce con la avenida Arboledas hasta la avenida Guadalupe, el cual ganaron los arquitectos Miguel Echauri y Álvaro Morales, para su ejecución a través de la Secretaria de Desarrollo Urbano.
Por ello, la propuesta presentada concibió la construcción de un paso elevado para los carriles centrales de la avenida; sin embargo, esto supuso resolver la compleja vialidad, es decir, los múltiples movimientos direccionales y el control en el caso específico de las vueltas a la izquierda. Para solucionarla se realizó un proyecto geométrico con un claro libre de 85 metros entre los apoyos centrales.
Herederos de la tradición de hacer arte urbano más que simples obras públicas, Echauri y Morales diseñaron un puente que rompió paradigmas y traspuso las barreras establecidas que representaban los añejos puentes carreteros insertados en la ciudad.